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Syrah: Esta cepa es original del valle del Ródano en Francia, sin embargo, su cultivo se extendió por Italia, España y Suiza en el Viejo Mundo, además de EE.UU., Sudáfrica, Argentina, Australia (cepa emblema de este país donde se denomina Shiraz) y Chile.

Su cultivo requiere mucho sol y altas temperaturas, su racimo es pequeño, compacto y cilíndrico, mientras que sus bayas, oscuras, azuladas y de piel gruesa, también son pequeñas y con forma de ovoide.

Esta variedad ofrece vinos tintos de buen cuerpo, rojos oscuros profundos algo azulados por su brillo, muy aromático a frutas rojas maduras y cuero. Su sabor tiene una gran personalidad, robusto y persistente; coincidente con la nariz, se mantienen las frutas rojas, pimienta y algo de menta.

Su temperatura ideal de servicio es entre los 16° y 18° C, recomendado para acompañar carnes asadas como el cordero, entre otras.

Cabernet Sauvignon: Esta cepa originaria de Burdeos, Francia, es una de las variedades más clásicas y tradicionales. Elegancia, carácter y robustez, son sus más destacadas cualidades. Da origen a vinos frutosos, con una alta concentración de taninos, de color rojo intenso, profundo y brillante, con toques azulados en los varietales jóvenes, mientras que en los de edad la gama de colores tiende al marrón, a la arcilla y la intensidad del brillo disminuye. Su aroma es agudo y denota vegetales como el pimiento verde, el café sin tostar, incluso el eucalipto, además de frutas, principalmente grosella negra, pero también evoca frambuesas, moras y frutillas maduras, guindas e higos secos. En los de guarda aumenta la intensidad de su estructura y se aprecia el roble o encina donde fueron envejecidos, vainilla, frutas cocidas, cuero y humo.

Su sabor corresponde a su esencia, es complejo y con personalidad, con toques de frambuesa, frutillas, moras, guindas y arándanos, pimientos y chocolate amargo. En el caso de los vinos de guarda se percibe cuero y leves aristas mentoladas. La temperatura de servicio es de 16° y 18 ° C.

Carmenere: La gama de colores corresponde al rojo violáceo, caracterizado por la intensidad de su brillo. El aroma del carmenere es intenso y distintivo, ofrece frutillas maduras y betarraga dulce; en los vinos maduros asoman los tostados a cuero y vainilla, sin embargo siempre predomina su carácter frutal.

Una vez en boca, coincide con el aroma; tierra húmeda, frutas y algunas verduras (pimentón rojo y verde) destacan. Su liviandad, viveza y frescura lo diferencian del Merlot. El Carmenere es ideal para acompañar pastas, carnes blancas, algunos pescados, platos poco condimentados como la pulpa de cerdo, cordero sin salsas, guisos de verduras y quesos cremosos. Se sugiere servirlo a 15° o 16° C.

Carignan: Por mucho tiempo el más importante agente potenciador de los vinos elaborados con cepa país, principalmente los provenientes del Maule, a los cuales les aportó cuerpo. Esta variedad procede de España, luego se distribuyó fecundamente por Europa y llegó a Chile, donde las primeras plantaciones datan de 1912.

Actualmente, el Carignan crece con fuerza aprovechando el clima mediterráneo cálido, los veranos prolongados y secos, e inviernos lluviosos y fríos en la zona secano costero, principalmente de Cauquenes, donde encontró su auge gracias al suelo de escasa humedad, fertilidad media, topografía salvaje y dura.

Su baya es negra azulada, redonda, grande y con piel gruesa. Sus vinos son ligeros, caracterizados por su acidez y brillante color, frescura, firme textura y aroma de mucha fuerza a especias y flores.

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Malbec: Esta cepa originaria de Francia es conocida también en Chile como Côt, y se utilizó en un principio para mezclarla con Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Merlot.

Actualmente se vincula a esta variedad tinta con Argentina, uno de los principales productores debido a que posee un clima favorable para su desarrollo.

Los Malbec tienen una muy buena estructura y potencial de guarda en la botella, se caracterizan por su color con tintes marrones, y su aroma más bien neutro, con una cierta presencia de frutos rojos, como mora. Su sabor denota tierra, de prolongado y agradable final.

Se recomienda acompañar estos vinos con cordero, liebre, platos poco condimentados y quesos cremosos, ideal servir entre 14° y 16° C.

Petit Verdot: Otra variedad tinta originaria de Burdeos, reconocible por sus uvas negras, pequeñas y de maduración tardía; en algunos casos suele producir más de dos racimos por brote.

El Petit Verdot entrega vinos especiados, de gran concentración y potencial de guarda, pero es utilizado comúnmente como parte minoritaria en los ensamblajes de vinos franceses tintos, ya que aporta con aroma, color, ácidos y taninos.

Con el paso del tiempo, acentuó su calidad de cepa combinable y se transformó en una excelente alternativa para mezclas.

Estos vinos combinan muy bien con carnes rojas y quesos fuertes, también puede ser un excelente maridaje de guisos de aves y carnes de animales de caza. La temperatura ideal para servir es entre los 14° y  16° C.

Cabernet Franc: Según análisis genéticos el Cabernet Franc es una de las fuentes del Cabernet Sauvignon (la otra es el Sauvignon Blanc), cepas que junto al Merlot conforman la familia denominada Cabernets.

La Franc se caracteriza por sus granos esféricos y pequeños de hollejo fino, necesita una poda más larga porque el racimo es más chico, y se desarrolla mejor que el Sauvignon en climas más fríos. Sus vinos son algo astringentes, pero suaves, debido a la menor presencia de taninos, por lo que son perfectos para ensamblar con el Sauvignon, resultando vinos que conjugan el sabor agresivo y color intenso con la suavidad y liviandad de esta cepa. Además es la mezcla típica del Malbec, Merlot y Petit Verdot, por lo general representan el 10 y el 20%. Los vinos elaborados con esta variedad son equilibrados, suaves y de agradable acidez, ofrece aromas frutales, principalmente a frambuesa y violetas, además desarrolla esencias vinculadas al terruño. En guarda su duración es muy extensa, y se recomienda maridarlo con carnes rojas magras y quesos maduros. Se sugiere servirlo entre los 14° y 16° C.

Merlot: El Merlot es una cepa originaria de Burdeos, Francia, y es una de las variedades más plantadas después del Cabernet Sauvignon en los países productores de vino. Utilizada para ensamblajes, mezclas y como varietal, debe cosecharse a tiempo para aprovechar su acidez y color, pues madura rápido y antes que el Cabernet. En Chile es la segunda variedad más importante y destaca en su producción el Valle de Rapel, principalmente la zona de Colchagua. Sus vinos son sofisticados, con taninos suaves y de cuerpo ligero, con notas dulces a frutillas y cerezas maduras. Su color es rojo violáceo, algo marrón y con escaso brillo, mientras que sus aromas a vegetales como la betarraga, florales y a tierra, lo hacen menos intenso que un Cabernet Sauvignon. Su sabor dulce a frutillas y cerezas maduras complementan sus esencias, agregando en el caso de los vinos de guarda, notas a pimiento verde cocido y maderas secas. 

El Merlot es recomendado para acompañar pastas, quesos mantecosos y carnes blancas y rojas, es ideal servirlo entre 12° y 14° C.

Pinot Noir: También conocida como spätburgunder o blauburgunder, esta uva pinot es una de las más famosas dentro de las variedades nobles oscuras de la región francesa de Borgoña. Esta uva de piel delgada que le debe su nombre a la forma de cono en que crece en la vid, reacciona extremadamente sensible a variaciones de temperatura, tipos de suelos, poda, la forma cómo se cría, por lo cual es considerada la cepa más “caprichosa” del mundo. Debido a estos motivos se produce más bien poco pinot noir en Chile, a pesar de que la cepa gusta del sol cálido y de suelos calcáreos delgados y de buena permeabilidad, condiciones típicas del valle central de Chile. Bajo las mejores condiciones el pinot noir da lugar a vinos muy armónicos, aterciopelados, suaves, con un fascinante aroma a frutas y una baja concentración de taninos.

Sauvignon Blanc: Original de las tierras del valle de Loire y del sur de Burdeos en Francia, el Sauvignon Blanc, luego del Chardonnay, es la cepa blanca más fina del mundo, cuya producción se extendió para ser una de las más importantes en el “Nuevo Mundo” vitícola.

Así, esta variedad se puede encontrar en Nueva Zelanda, Italia, Sudáfrica, Australia, Canadá, España y en Chile, principalmente en el valle de Casablanca y San Antonio.

Los vinos Sauvignon Blanc son perfectos como aperitivo, frescos, de color amarillo verdoso brillante y en algunos casos hasta con burbujas; con aromas enérgicos e intensos a frutas cítricas, hierbas, manzanas verdes y limas. Su sabor ácido, cítrico, persistente y de agradable frescura, lo hace un acompañante perfecto para un ceviche o mariscos, quesos blancos y ensaladas, en versiones maduras incluso, puede maridar pescados a las brasas. Ideal servirlo entre 9° y 11° C.

Cepas Blancas

Chardonnay: Los granos de Chardonnay son redondos, pequeños y cuando fermentan adquieren un tono melón. Se da muy bien en suelos calcáreos y con un clima no muy cálido, condiciones que en Chile presenta el Valle de Casablanca, principalmente. Sus vinos se distinguen por el cuerpo, aroma, condición frutosa y equilibrada acidez que presentan, sin embargo, variarán dependiendo de la denominación de origen y el proceso de vinificación que se utilizó. En nariz destacan frutas maduras como el plátano, papaya, mango, piña y chirimoya. En vinos madurados en barrica aparecen los tostados a vainilla, y los dulces como caramelo o azúcar quemada. Su color es muy atractivo, presenta evidentes tonos dorados, los cuales se agudizan con el envejecimiento. Mientras que el sabor tiene una personalidad muy definida, donde predomina el plátano, el caramelo y la vainilla. El tostado en los de guarda es persistente, largo y complejo. El Chardonnay es ideal para servirlo junto a pescados grasos, mariscos, carnes blancas  y quesos cremosos, y la temperatura ideal variará dependiendo del tiempo de guarda, oscilando ente los 11° y 13° C.

Gewurztraminer: Tal como el caso del Riesling, el Gewurztraminer necesita de climas fríos para obtener acidez; de lo contrario, son planos, sin gracia ni menos carácter ni esa chispa que está intrínsecamente ligada al grado de madurez que han alcanzado las uvas.

En Chile se cultiva favorablemente en la zona central y preferentemente para elaborar vinos Late Harvest.

Su color dependerá del producto, pero denota colores frescos, amarillo intenso y dorado, con rasgos cobrizos incluso. En nariz se presenta como uva madura, dulce, con presencia de la fruta china litchi, rosas y durazno. Su sabor, en tanto, potencia el carácter frutal, de uva madura, dulce, persistente y con final muy agradable.

Es ideal para maridar con la cocina oriental, sushi y quesos cremosos, también acompaña muy bien pescados ahumados, salmón y algunas carnes. Como aperitivo es una buena opción. Ideal servir entre 8° y 10° C.

Riesling: Esta cepa blanca procedente de Alemania es considerada una de las más finas del mundo por los expertos, en gran medida, por la capacidad de sus vinos de traspasar las características del terroir a la copa. En Chile se cultiva muy bien en los valles de Curicó, Rapel y el Maule.

Aunque existen muchos tipos de Riesling, debido a que se cosecha en distintas grados de madurez, sus vinos siempre tendrán un carácter muy definido por sus notas minerales y el aroma a flores, con dulces y ácidos muy equilibrados.

De color amarillo verdoso, opaco más no brillante, destaca en boca su persistencia y frescor.

Se sugiere que servirlo fresco, 11° C, sirve como aperitivo y es ideal para acompañarlo con pescados y mariscos fríos.

Viognier: Esta variedad blanca procede del valle de Ródano en Francia y es mayormente producida en Australia, EE.UU., Nueva Zelanda y Argentina. El clima cálido es ideal para su producción y en Chile está bien desarrollada en el valle del Limarí, sin embargo, también se suman Cachapoal, Colchagua y Casablanca. Es una cepa poco conocida, pero sus vinos jóvenes son bien catalogados por las potentes cualidades aromáticas y frutales, el intenso amarillo dorado y el alto grado alcohólico. En nariz se aprecia mango, manzana, duraznos blancos, damascos, flores y especias dulces, mientras que en boca su estructura es firme, de baja acidez; ofrece amargor y astringencia. El Viognier puede acompañar muy bien gastronomía a base de pescado como la asiática, también la vegetariana. Los postres y las frutas frescas pueden resultar una excelente combinación, y con crianza, puede maridar algunas carnes y quesos semiduros.

Se sugiere servirlo entre los 8° y 10° C.

Cepas Tintas

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