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Descubriendo Bodegas RE


Bodegas RE es todo un descubrimiento en pleno valle de Casablanca, así fue para mí cuando la visité la semana pasada. Ubicada en Camino Lo Ovalle, km 71, esta viña que lleva muy poco en el valle, es heredera de una larga tradición en el mundo vitivinícola nacional. Formada por Pablo Morandé y sus hijos, Bodegas RE cuenta con larga historia, ya que es la novena generación que elabora vinos. Hace muchos años que el primer Morandé plató los primeros viñedos en Peñaflor, y hoy, en Casablanca han iniciado un camino propio, pues, las características de estos nuevos vinos sorprenden incluso al catador especializado.

Esta bodega se basa en tres conceptos que unen y dan identidad al estilo de los vinos: REcrear, REinventar y REvelar una nueva propuesta vitivinícola. En la bodega se explica y se entiende mejor el concepto general: “RE son vinos conceptuales únicos, que implican REcrear el Génesis ancestral, mediante el uso de procesos artesanales de vinificación en ánforas de arcilla, con las técnicas y conocimientos actuales”.

Y así, nos adentramos en la Bodega dispuestos al descubrimiento. Nos maravillamos con las enormes ánforas de vinificación, que como lágrimas gigantes se emplazan orgullosas, conteniendo las mezclas que le dan identidad a Bodegas RE.

La degustación que nos tenía preparada el Sommelier de la viña, contaba con siete vinos, entre los que destacan, el Pinotel, un vino de Pinot Noir de Casablanca y de cepa Moscatel de viñedos con más de cincuenta años provenientes de Loncomilla. La fermentación de este vino se hizo con las dos cepas juntas, es decir, una cofermentación. El resultado, un vino de color rosado sandía, en nariz, aromas complejos que van desde la seta del Pinot Noir a notas florales como la rosa y el jazmín de la Moscatel; en boca, se percibe con cuerpo, aromático y con un largo final y con un sabor original.

Otra producción original es la del Chardonnoir, mezcla de Chardonnay y Pinot Noir del valle de Casablanca. Un vino con aromas a miel de ulmo, en boca, estructurado y elegante producto de los dos años de crianza. También, recuerdo el Syranoir, una cofermentación de 70% de Syrah y un 30% de Pinot Noir. De un rojo rubí, este vino destaca por la intensidad aromática de especies, fruto rojo y negro y algunas notas a higo; en boca con cuerpo y de taninos sedosos, sabroso y largo. En lo personal me impresionó el Syragnan 2016 del Maule, con un 85% de Syrah y un 15% de Carignan. Este vino de aromas complejos, en boca fluye pesado, de taninos crujientes y con cuerpo, con notas a vainilla, algo de clavo de olor y especias negras, donde la fruta negra como la mora juega con los demás aromas y sabores, equilibrado y armónico, sin duda, un vino único. Finalmente el Caberngnan 2011 de los lomajes de la cordillera de la costa del Maule. Este vino del añose compone de un 90% de Cabernet y un 10% de Carignan, es aromático, con notas a mentol, anís, cuero y tierra; en boca perfectamente estructurado y de un final largo.

En fin, los vinos de Bodegas RE fueron todo un descubrimiento, tanto por su bodega y la forma innovadora de vinificación, como por el estilo que le han dado a sus vinos, imprimiéndoles identidad y carácter, cuestiones que se agradecen en una industria que a veces tiende a vinos estandarizados y con poca identidad.

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