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Ensamblajes Las Veletas


Ensamblar un vino, es unir distintas cepas, juntar colores y sabores, mezclar y crear algo nuevo, algo distinto. Ensamblar es como conversar, porque una buena conversación es la unión de ideas, de imágenes, es mezclar aquello que es distinto y al final, llegar a conclusiones nuevas, originales.

Mientras degustábamos, junto a un amigo escritor, la conversación giraba en torno a los vinos, los aromas, los sabores y las cepas ensambladas, pero también, sobre el mundo del vino y todo lo que eso significa, es decir, de cómo ha evolucionado la industria en los últimos 50 años, de la forma de hacer vinos, la comercialización y sobre todo, la valoración simbólica de este. Hoy, más personas concurren al mundo del vino.

Conversábamos mientras catábamos, dos oficios que unen, que enseñan. El actor y escritor británico Stephen Fry ya lo dijo alguna vez: “El vino puede ser mejor profesor que la tinta, y charlar es a menudo mejor que los libros”.

Los vinos ensamblados, los podemos entender y traducir, como la mejor forma de buscar nuevos colores, aromas y nuevos sabores, ya que al mezclar, lo que se logra, es la combinación de distintas características de cepas distintas, consiguiendo como resultado algo nuevo, algo original. Pero además, como ocurre con la viña Las Veletas, si esas uvas se cosechan a mano, luego, se mantienen los vinos 12 meses en barrica de roble, y más tarde, ensamblando con el porcentaje exacto, el resultado será un vino perfectamente bien logrado. Los tres ensamblajes de la viña Las Veletas de San Javier, del valle del Maule, se obtienen “gracias a un terroir de características especiales. El clima que impera en los viñedos es mediterráneo, seco en la temporada de madurez, con frescos vientos del océano pacífico que enfrían las tardes. Y el suelos es granítico y franco arcilloso con bajo contenido de materia orgánica. Todo esto, más la mano del enólogo Rafael Tirado, dan como resultado, vinos con personalidad, complejos y armónicos”, me cuenta el Sommelier de la viña Carlos Valenzuela.

El primer ensamblaje de la viña, contiene las cepas Grenache, Mourvedre, Carignan y Syrah. Esta mezcla da un color rojo rubí, brillante, con tonalidades teja; en nariz, fruto negro, pimienta, humo y fruto seco; en boca, es de taninos aterciopelados, con sabores a fruto rojo y pimienta. El segundo ensamblaje, es las cepas Petit Verdot y Cabernet Franc. De un rojo violáceo, con gran intensidad colorante; al hacer la olfación, lo primero que encontramos es la nota herbácea que aporta el Petit Verdot, luego, notas florales, algo de nuez moscada y pimienta; en boca, de taninos crujientes, fruto seco y fruto negro (ciruela), humo y quedan notas florales. El tercero, es de Cabernet Sauvignon y de Cabernet Franc, donde el padre y el hijo dan como resultado un vino rojo violáceo con tonalidades teja; en la nariz, podemos encontrar pimienta, fruto negro y frutos secos, es muy especiado; en boca, de taninos estructurados, de una acidez suficiente que entrega un gusto atractivo. En cuanto a los sabores, tiene algo de fruto rojo y notas florales, dejando un retrogusto sabroso. Por otra parte, los tres ensamblajes son equilibrados, armónicos, complejos y de larga permanencia en boca.

Tres ensamblajes, tres propuesta, tres vinos de la viña Las Veletas.

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